Llegábamos a media tarde al hotel elegido El Inter-Hotel Royal, se trataba de una opción para pasar la noche, sin pretenciones pero correcto, recomendable para aquellos que no son exigentes pero que se conforman con una habitación límpia. Nos dio tiempo a dirigirnos ya a Aigues Mortes, a cinco minutos escasos del hotel, para dar los primeros paseos por la ciudad enmurallada. No sabíamos bien lo que esperábamos, pero la verdad es que la belleza y pulcritud de sus casas nos sorprendió gratamente, se trata de una ciudad pequeña, cerrada al tráfico y, eso sí, fuertemente dirigida al turismo. Después de callejear un poquito elegimos uno de los muchos restaurantes de la plaza principal y tomar dos platos típicos La Gardianne de Toro y las Moules frites.
Al día siguiente volvíamos para desayunar algo y posteriormente empezar nuestro trayecto en coche.
Dirigidos por un mapa con información acerca de las características de las carreteras, llegamos primero a Saintes Maries de la Mer, donde volteamos un poco y comimos y después hacía uno de los extremos más al sur del Delta, haciendo dos paradas de enorme interés paisajístico: L`Étang du Fangassier y las salinas de Salin de Giraud.
Aquí tenéis algunas fotos más:
La Camarga |
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